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ENSAYO: La crueldad en el discurso y su impacto sociopolítico. Una lectura desde Arendt y la performance art

  • Foto del escritor: Coordinación Pasantías Argentina Performance Art
    Coordinación Pasantías Argentina Performance Art
  • 26 abr
  • 8 Min. de lectura

La violencia simbólica se ha vuelto una herramienta política en la actualidad. Desde la teoría de la banalidad del mal de Hannah Arendt hasta las performances de Marta Minujín y Natacha Voliakovsky, este ensayo analiza cómo el lenguaje de la crueldad se naturaliza y se inscribe en los cuerpos, redefiniendo los límites de lo decible y lo tolerable.


Por Camila Stehling


La crueldad en el discurso
Registro de la performance Leyendo las noticias (1965) de Marta Minujín. Costanera Sur, Buenos Aires. Foto: Flaunt.

En el contexto sociopolítico actual, donde el ascenso de gobiernos de derecha como los de Javier Milei en Argentina y Donald Trump en Estados Unidos ha transformado el lenguaje político en un campo de batalla, la violencia discursiva se ha vuelto un recurso recurrente para la consolidación del poder.


La agresividad, la descalificación sistemática y la promoción del miedo no solo producen efectos políticos inmediatos, sino que también generan una estructura de sentido que habilita prácticas de exclusión y deshumanización. Pensar esta problemática desde la expresión “banalidad del mal” acuñada por Hannah Arendt en su libro Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal (1963) nos permite identificar los mecanismos a través de los cuales la crueldad en el discurso se normaliza, permeando la subjetividad y legitimando acciones que, en otros tiempos, hubieran sido inaceptables.


La crueldad en el discurso
Registro de la performance Leyendo las noticias (1965) de Marta Minujín. Costanera Sur, Buenos Aires. Foto: AWARE: Archives of Women Artists, Research & Exhibitions.

Esta cuestión se vuelve aún más visible cuando se articula con la performance art, especialmente con Leyendo las noticias (1965) de Marta Minujín y dos obras de Natacha Voliakovsky: Reflejo Diario (2019) y En la mira (2024). Estas piezas permiten reflexionar sobre la violencia discursiva y sus efectos, desde su naturalización mediática hasta su impacto directo en los cuerpos, así como los modos en que esta puede ser resistida o metabolizada desde lo performático.


Leyendo las noticias (1965) es una de las obras más emblemáticas de Marta Minujín dentro de la performance art argentina. En esta pieza, la artista se presenta en la Costanera Sur de manera espectral, envuelta en diarios, leyendo los titulares de un periódico. La imagen de este ser, rodeado por las páginas impresas, se asemeja a un fantasma cuya voz recita los titulares, llevando al espectador a un estado de distanciamiento emocional frente a la información que se transmite. Luego de este acto de lectura, la artista se sumerge en el Río de la Plata, disolviendo las noticias en el agua. 


Con este gesto simbólico, Minujín subraya el agobio frente a la desmesura de noticias, así como también la fugacidad y transitoriedad de la información mediática. Lo que inicialmente se presenta como algo importante y urgente termina disolviéndose en el flujo constante del presente. De algún modo, la performance evidencia cómo los medios de comunicación, al inundar repetidamente al espectador con información, terminan por despojar a los acontecimientos de su carga afectiva y política.


La crueldad en el discurso
Registro de la performance Leyendo las noticias (1965) de Marta Minujín. Costanera Sur, Buenos Aires. Foto: Hammer Museum (EE.UU).

De este modo, la obra se convierte en una metáfora de la insensibilidad progresiva que genera la saturación mediática. En otras palabras, la repetición constante de noticias violentas produce un estado de narcotización, donde aquello que en un primer momento puede causar indignación, con el tiempo se integra al paisaje discursivo como algo aceptable y, finalmente, olvidado.


En este sentido, la obra anticipa un fenómeno contemporáneo: la normalización de discursos de odio en los medios y las redes sociales. Hoy en día, discursos como los de Milei o Trump, cargados de descalificaciones y señalamientos contra sectores vulnerables, encuentran un espacio de reproducción en plataformas digitales, donde el lenguaje agresivo se replica y amplifica sin mediación.


De hecho, el impacto del carácter inmersivo de la performance de Minujín es un claro ejemplo del estado de narcotización. El público no solo escucha la lectura, sino que se ve atrapado en una atmósfera donde las palabras pierden su significado, y la información deja de tener poder de interpelación. Así, la obra no solo cuestiona cómo los discursos se instalan en la cotidianidad, sino que también expone la pasividad con la que la sociedad consume el flujo mediático. La violencia del discurso, por lo tanto, no necesita ser explícita; basta con su repetición constante para que se naturalice.


La crueldad en el discurso
Registro de la performance Reflejo Diario (2019) de Natacha Voliakovsky. ITINERANT, Performance Art Festival NYC. Foto: Cortesía de la artista.

Si Leyendo las noticias (1965) de Marta Minujín denuncia la indiferencia que produce la repetición del discurso en los medios, Reflejo Diario (2019), de Natacha Voliakovsky, amplía esa crítica mediante una operación corporal directa. En esta performance site-specific - presentada en ITINERANT (EE.UU.), The Immigrant Artist Biennial (EE.UU.), MAC Mercado de Arte Córdoba (Argentina) y el Miami New Media Festival (EE.UU.) - la artista inicia una rutina diaria: “Compro el periódico del día. Lo leo y selecciono las noticias que son opresivas hacia las corporalidades de inmigrantes, mujeres e identidades no binarias” (Voliakovsky, 2019). 


La crueldad en el discurso
Registro de la performance Reflejo Diario (2019) de Natacha Voliakovsky. ITINERANT, Performance Art Festival NYC. Foto: Cortesía de la artista.

Al identificar las noticias que reproducen discursos opresivos, la artista realiza un gesto de resistencia física: recorta, mastica y finalmente escupe los fragmentos. “Pongo los trozos de papel uno por uno dentro de mi boca y empiezo a masticarlos. Absorbo la tinta como si pudiera absorber su significado simbólico” (Voliakovsky, 2019).

La crueldad en el discurso
Registro de la performance, Reflejo Diario (2019) de Natacha Voliakovsky. MAC Mercado de Arte Córdoba, Esaa Galería. Córdoba, Argentina. Foto: Cortesía de la artista.

La performance no solo denuncia el contenido del discurso mediático, sino que lo incorpora de forma literal al cuerpo, haciendo visible su toxicidad simbólica. La ingestión de las noticias como gesto ritual - repetido hasta formar un bolo que luego es expulsado - articula una experiencia sensorial de la violencia: una violencia que se mastica, se traga, se vuelve parte de la corporalidad, para luego ser devuelta, transformada en residuo. Esta operación de metabolización simbólica plantea una tensión central en el ensayo: el lenguaje de la crueldad no es solo una herramienta exterior, sino una sustancia que puede ser absorbida, procesada y, en algunos casos, resistida desde el cuerpo.


Reflejo Diario se instala así en el eje que conecta Leyendo las noticias (1965) con En la mira (2024). En la obra de Minujín, la información se diluye en el entorno como un gesto de disolución simbólica; en la pieza de Voliakovsky de 2019, ese mismo discurso opresivo es tragado, masticado y devuelto, como si el cuerpo se rebelara a través del acto de digestión; y finalmente, en la obra de 2024, la violencia simbólica ya no se procesa ni se expulsa, sino que se manifiesta como amenaza persistente e inscrita en la corporalidad sitiada. En este sentido, Reflejo Diario funciona como un puente entre la saturación mediática y el cuerpo vulnerado, activando una respuesta crítica encarnada que resiste la indiferencia y confronta la violencia desde el cuerpo.


Mientras tanto, En la mira (2024), también de Natacha Voliakovsky, confronta las consecuencias de dicha violencia simbólica y su inscripción en los cuerpos, específicamente en el de la mujer.


Esta video-performance fue realizada en el marco de la residencia Ruina (México) bajo la curaduría de Ilse Urquieta. La obra refleja un estado de alerta en el que el cuerpo femenino, constantemente expuesto a la mirada ajena, se encuentra atrapado en un territorio donde la violencia se vuelve casi imperceptible, naturalizada. A medida que la mujer se ve rodeada por una serie de riesgos y amenazas cotidianas, el cuerpo intenta dar sentido a su existencia en un espacio marcado por la hostilidad hacia lo femenino.


La crueldad en el discurso
Registro de la videoperformance En la mira (2024) de Natacha Voliakovsky. En el marco de la residencia Ruina, Oaxaca, México. Foto: Cortesía de la artista.

Aquí el cuerpo se convierte en el “objetivo dentro de un campo de batalla”, tal como expresa Ilse Urquieta (1), donde la mirada del otro, lejos de ser solo un acto de observación, se presenta como una potencial agresión que puede despojar al sujeto de su autonomía. Esta experiencia de vulnerabilidad, por más despojante que sea, no solo se limita a la pasividad, sino que se transforma en un acto de resistencia. A través de cada acción, el cuerpo afirma su derecho a existir y reclama su autonomía frente a las imposiciones externas.


En este sentido, En la mira (2024) visibiliza las consecuencias concretas de la violencia discursiva, al mismo tiempo que resalta la capacidad de resistencia del cuerpo frente a un sistema que lo ve como objeto. La obra de performance actúa como un recordatorio de que, más allá de las palabras, las agresiones simbólicas tienen un impacto tangible, y a través de la expresión artística se abre un espacio de cuestionamiento y subversión de esa violencia normalizada.



La crueldad en el discurso
Registro de la videoperformance En la mira (2024) de Natacha Voliakovsky. En el marco de la residencia Ruina, Oaxaca, México. Foto: Cortesía de la artista.

Esta conceptualización de las obras permite articularlas con la teoría de la banalidad del mal de Hannah Arendt, ya que exponen cómo el contexto sociopolítico y sus discursos de odio terminan por definir las condiciones de existencia de ciertos cuerpos. Arendt (1963) señala que los actos más monstruosos pueden convertirse en una rutina burocrática cuando los individuos renuncian a pensar y solo obedecen. Dicha afirmación resulta fundamental para comprender la conexión entre Leyendo las noticias (1965), Reflejo Diario (2019) y En la mira (2024).


La crueldad en el discurso
Registro de la videoperformance En la mira (2024) de Natacha Voliakovsky. En el marco de la residencia Ruina, Oaxaca, México. Foto: Cortesía de la artista.

Mientras que en la obra de Minujín se representa el vacío que deja la repetición automática de información, en Reflejo Diario esta se transforma en materia simbólica digerida y devuelta, y en En la mira, la violencia se inscribe directamente en la piel de quien es mirada. De este modo, las tres performances visibilizan distintos modos en que el discurso de la crueldad puede operar sobre la subjetividad.


Otro punto clave en la teoría de Arendt es su análisis sobre la responsabilidad individual frente a la reproducción de la violencia. En su estudio del juicio a Eichmann, la filósofa sostiene que la indiferencia y la falta de pensamiento crítico permiten que el mal prospere sin necesidad de una intención sádica detrás (Arendt, 1963). Esta idea resuena fuertemente con las tres performances analizadas, ya que todas exponen cómo la repetición de discursos deshumanizantes genera un entorno donde el sufrimiento se vuelve imperceptible.


La relación entre estas tres obras permite trazar un recorrido que va desde la naturalización de la violencia simbólica hasta su inscripción en los cuerpos. Mientras que Leyendo las noticias (1965) denuncia la indiferencia que produce la repetición del discurso en los medios, Reflejo Diario (2019) transforma ese discurso en materia corporal que es procesada y rechazada, y En la mira (2024) nos recuerda que esas palabras, lejos de quedar en el plano abstracto, tienen un impacto directo en la vida de las personas.


La crueldad del discurso no es solo un fenómeno mediático, sino una herramienta política con efectos concretos.


La articulación entre la teoría propuesta por Arendt y las obras de Minujín y Voliakovsky permite entender cómo opera la crueldad en el discurso y cuáles son sus efectos en el mundo contemporáneo. Frente a un escenario donde el lenguaje agresivo se ha vuelto moneda corriente, estas tres performances emergen como actos de denuncia y reconfiguración del sentido político de las palabras. En un momento histórico donde el poder se ejerce también a través del lenguaje, poner el cuerpo es una forma radical de resistencia.



1. Cita del texto curatorial disponible en https://www.instagram.com/p/DFYKm88RFdM/


Fuentes

-Arendt, H. (1963). Eichmann en Jerusalén: Un estudio sobre la banalidad del mal. Debolsillo.


Cómo citar este ensayo: 

Stehling, C. (26 de abril de 2025). ENSAYO: La crueldad en el discurso y su impacto sociopolítico. Una lectura desde Arendt y la performance art. Argentina Performance Art. https://www.argentinaperformanceart.com/post/la-crueldad-en-el-discurso-y-su-impacto-sociopolitico


Ensayo a cargo de Camila Stehling (Argentina).


Corrección: Paula Forgione (Argentina). Compaginación web: Equipo APA.


Camila Stehling (Buenos Aires, 1993) es crítica de artes visuales y psicóloga. Desde 2014 ejerce como periodista con perspectiva de género en medios especializados en cultura y artes visuales como Ramona, Revista Chocha, Leedor y El Gran Otro. Trabaja de forma independiente en comunicación y curaduría y ha participado de proyectos en espacios artísticos como Casa Brandon, Espacio Cabrera y Proyecto Video-arte Larga Vida a la Nueva Carne. Se ha desempeñado como asistente de dirección en las galerías de arte PUNTO (Pcia. de Bs. As.), Barro Arte Contemporáneo (CABA) y Galería Acéfala (CABA). En la actualidad, dirige el Área de Contenido de la startup de arte Bandadas y es la Coordinadora General de Argentina Performance Art (APA), además de ser redactora y miembro del comité APA.


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