ENSAYO: El cuerpo como sitio de protesta en la performance chilena
- Coordinación Pasantías Argentina Performance Art
- 17 abr
- 11 Min. de lectura
Actualizado: 19 abr
A través de una mirada multidisciplinaria, el estudio analiza obras de colectivos como Las Yeguas del Apocalipsis y Las Tesis, así como de artistas individuales como Vicky Larraín, Seba Calfuqueo y Felipe Rivas San Martín. Se especula sobre el futuro de estas prácticas, a la vez que se subraya el poder del cuerpo como herramienta política y cultural de resistencia, autonomía y memoria colectiva en Chile y más allá.
Por Sergio Patricio Valenzuela Valdés

Los procesos creativos y las prácticas artísticas actuales están interconectadas en un entramado que podríamos llamar una red o capa cultural. Son informaciones, preguntas y reflexiones que, aunque parecen aisladas, están íntimamente conectadas. ¿Qué es lo que las conecta? En esta biosfera de pensamientos críticos que son las humanidades, y en nuestra ecología interdependiente que son la cultura y las artes, la relación que propone este escrutinio es que existen organismos vivos, o agencias de lo vivo, que cohabitan en una pulsión gestual, una labor incesante: demandar sus derechos, protegerlos y expandir las capacidades de su comprensión. Esos organismos vivos resistiendo en esa ecología de las prácticas artísticas e investigativas son lxs practicantes del arte de la resistencia y el activismo, así como otrxs que desarrollan esta resistencia y rebeldía en su trabajo. Es desde esta perspectiva que este estudio propone la siguiente pregunta: ¿Será que ese cuerpo que protesta tiene una forma particular de traducir, compartir, comunicar, expresar, exhibir y exponer sus ideas?
Como artista de performance que escribe considero que los procesos escriturales siempre van de la mano con las prácticas artísticas y su cruce. En este sentido, el hecho de diseñar una investigación es un proceso especulativo en el cual poder trazar el desarrollo de estas ideas para su expansión. La especulación, como método de exploración, permite imaginar futuros posibles y cuestionar las estructuras existentes, no solo desde lo teórico, sino también desde lo performático. Este cruce entre lo textual y lo corporal, entre lo visual y lo sonoro, es un ejemplo de cómo el cruce disciplinario enriquece las prácticas artísticas, permitiendo que estas se expandan más allá de sus límites tradicionales.
El cuerpo rebelde en la performance chilena

El cuerpo, en el contexto de la performance, se convierte en un sitio de resistencia y subversión. Las Yeguas del Apocalipsis, por ejemplo, utilizaron sus cuerpos para desafiar las normas heteronormativas y la dictadura chilena en la década de 1980. Su trabajo, como La Conquista de América (1989), donde bailaban a pies descalzo sobre vidrios quebrados sobre el mapa de Sudamérica, que grababa el dolor y la violencia de la dictadura, cuestionaba la historia oficial y la violencia colonial. Este acto de resistencia, como lo nombra Leyva Solano (2017) en su ensayo sobre poner el cuerpo y resistir desde la cuerpa, no solo confrontaba al público con la memoria histórica, sino que también reivindicaba el cuerpo como un espacio político. Aquí, el cruce disciplinario entre el arte visual, la historia y el activismo LGBTQ+ permitió una expansión de las prácticas artísticas hacia territorios inexplorados.

Por otra parte, Vicky Larraín, pionera de la performance en Chile, utilizó su cuerpo para explorar temas de género y marginalidad. Sus obras reflexionan sobre la relación entre el cuerpo y la identidad, cuestionando los estereotipos de belleza y juventud impuestos por la sociedad patriarcal. Larraín, al igual que otras artistas feministas, se apropia de su cuerpo para desestabilizar las normas de género y visibilizar las experiencias de las mujeres. En su trabajo, la especulación sobre la rebeldía y la marginalidad se convierte en un método de exploración que desafía las convenciones estéticas y sociales.
Asimismo, el Colectivo Las Tesis con su performance Un violador en tu camino (2019), transformaron el cuerpo femenino en un instrumento de denuncia contra la violencia de género. Este trabajo no solo tuvo un impacto local, sino que resonó globalmente, demostrando cómo el cuerpo puede ser un medio de protesta transnacional. Aquí, el uso de las redes sociales como extensión del cuerpo performático permitió una expansión sin precedentes de su mensaje, llegando a millones de personas en todo el mundo.
Desde una nostalgia de esa rebeldía, Felipe Rivas San Martín, en su obra Un Archivo Inexistente (2025), emplea inteligencia artificial para construir un repertorio visual especulativo que desafía la ausencia de registros históricos de experiencias LGBTQ+ y disidentes, especialmente desde el sur global. Este proyecto no sólo cuestiona las narrativas hegemónicas, sino que también propone una expansión de las prácticas artísticas hacia lo digital y lo tecnológico, utilizando herramientas contemporáneas para reimaginar el pasado y proyectar futuros posibles. Aquí, el cruce disciplinario entre el arte, la tecnología y los estudios queer permite una reflexión profunda sobre cómo las ausencias históricas de esas rebeldías pueden ser llenadas a través de la expansión de esos imaginarios colectivos inexistentes.

Techno voyeurismo y la expansión del cuerpo en las redes sociales
Desde las tecnologías en la ecología de las prácticas de performance aparece el concepto de techno voyeurismo, desarrollado por Marija Griniuk (2020), que ofrece una perspectiva crucial para entender cómo las tecnologías digitales han transformado la relación entre el cuerpo y la protesta. Griniuk argumenta que las redes sociales funcionan como tecnologías que nos ayudan a interconectarnos, que funcionan como extensiones del cuerpo, permitiendo, de esta manera, que las prácticas artísticas de la performance puedan detectar cuáles son las agencias que quieren presentar y activar. Desde el activismo, producido como una agencia identitaria en torno a problemas en las redes sociales, es donde las extensiones de esos cuerpos se expanden más allá de los límites físicos. Son estas tecnologías las que dan acceso y extraen información como voyeur o exhibicioninsta sobre estos flujos de visibilidad. Visibilidad que las mismas tecnologías ofrecen a estos cuerpos de la resistencia a través de los medios digitales oprimidos por algoritmos, pero que se abren paso a través del alcance masivo que tienen estas capas culturales en nuestra era sobre digitalizada. Para entender esto, ese activismo o protesta queda vibrando sus contenidos en diferentes flujos de información que no logramos como humanos dimensionar del todo; pero esas vibraciones siguen y seguirán impactando en las redes aunque no sea el objetivo intencionado por parte de lxs practicantes.
En el caso de Las Tesis, por ejemplo, el uso de plataformas como Instagram y YouTube permitió que su performance Un violador en tu camino se viralizara, convirtiéndose en un fenómeno global. Este cruce disciplinario entre la performance y las tecnologías digitales no solo democratiza el acceso a la protesta, sino que también la hace más inclusiva y diversa.
Las redes sociales, como espacios de techno voyeurismo, dan un acceso intercultural a personas de diferentes culturas, ideologías, comunidades y disidencias a que participen en de este cuerpo-protesta, ya sea como practicantes o como usuarios-espectadores de estas experiencias expandidas a través de la tecnología. Esta democratización de las redes ha transformado la manera en que el cuerpo se manifiesta en el espacio público, ya que ahora puede existir simultáneamente en lo físico y lo virtual. Sin embargo, como señala Griniuk, esta sobre-digitalizacion del compartir implica que hay una cantidad de información que se comparte no tan solo con el software, los bancos de datos virtuales o archivos digitales, sino que esa democracia se articula en las redes donde se promueve y visibiliza ese contenido digital de números y variables. Este fenómeno también plantea preguntas sobre la privacidad y la explotación de las imágenes corporales en el ámbito digital. Finalmente, esa idea de compartir genera un efecto de estar juntos, de ser parte de un colectivo, pero por otro lado genera una dependencia constante de estar llenando de datos bancos personajes digitales de información que no es producida por ni para nostrxs mismxs, independiente de esa cantidad de flujo de información que se acumula o fluye en las plataformas digitales de encuentros de todo tipo nos hacen sentir que podemos estar en un sistema democrático de información, aunque no lo sea. La especulación sobre estos dilemas éticos es fundamental para entender cómo las prácticas artísticas pueden seguir expandiéndose sin perder su potencial crítico.
Impacto en el entorno social y bienales de arte
El impacto de estos practicantes del arte de la performance ha dejado su huella en la historia del arte chileno y ha erosionado los territorios de su clasificación como práctica. Por un lado, han logrado visibilizar problemáticas sociales como la violencia de género, la discriminación LGBTQ+ y la memoria histórica sobre violación de derechos humanos, el extractivismo de recurso naturales y la vulnerabilidad. Por otro lado, han influido en la forma en que el arte es entendido y consumido en Chile. Las obras de la artista Seba Calfuqueo, por ejemplo, abordan la identidad mapuche y la descolonización del cuerpo indígena, cuestionando la hegemonía cultural chilena. En su trabajo, el cruce disciplinario entre la performance, la antropología y los estudios decoloniales permite una expansión de las prácticas artísticas hacia territorios políticos y culturales.
El trabajo de estos artistas también ha influido en las curadurías y en la selección de artistas en festivales y bienales. Sin embargo, como señala la teórica feminista Nelly Richard en The Rhetoric of the Body (2004), el arte crítico y político a menudo es cooptado por el mercado del arte, lo que diluye su potencial subversivo. Richard argumenta que las instituciones artísticas tienden a absorber o "domesticar" las prácticas radicales, incorporándolas en un marco neoliberal que neutraliza su impacto. Aquí, la especulación sobre cómo resistir a esta cooptación es fundamental para mantener la autonomía de las prácticas artísticas. Observándolo de otra forma, la resistencia de lxs propios artistas y su producción de obra de arte se ve muchas veces absorbida y normalizada por estos sistemas la industria cultural y sus economías, llevando a estas instituciones culturales a absorber esas prácticas críticas. Su normalización es lo que debemos proteger, para que no pierdan su valor crítico y que sigan generando un impacto en estos circuitos internacionales, para que no domestiquen esta resistencia, esta protesta directa a los sistemas capitalistas y neoliberales. ¿Cómo hacerle frente al comercio del arte basado en una oferta y demanda, que muchas veces difiere con la producción de estxs artistas que resisten y protestan, y que, luego de algunas bienales y ferias, son absorbidas y domesticadas por las instituciones económicoculturales, perdiendo así su fuerza e impacto inicial?
En el contexto de las ferias de arte y bienales, existe una creciente tendencia a incluir proyectos que abordan temas de resistencia y performance. Sin embargo, esta inclusión no siempre es genuina. Como señala la filósofa María Lugones en Colonialidad y género (2008), el sistema artístico global tiende a privilegiar ciertas narrativas de resistencia mientras ignora otras. Lugones critica cómo las estructuras de poder coloniales y patriarcales continúan operando incluso en espacios supuestamente progresistas.
En Chile, esta tensión es evidente en la forma en que las obras de artistas como Las Yeguas del Apocalipsis o Las Tesis son celebradas internacionalmente, pero enfrentan resistencia en contextos locales. Aunque estas prácticas han ganado visibilidad, aún existe una falta de apoyo institucional para proyectos que desafían abiertamente las estructuras de poder. La expansión de estas prácticas requiere, por tanto, un cruce disciplinario entre el arte, la política y la educación, así como una constante alerta sobre cómo mantener su autonomía y radicalidad.
Palabras finales
El cuerpo como sitio de protesta en el arte chileno contemporáneo es un fenómeno que trasciende lo estético para adentrarse en lo político y social. Artistas como Las Yeguas del Apocalipsis, Vicky Larraín, Las Tesis, Seba Calfuqueo y Felipe Rivas San Martín, entre muchxs más que no fueron nombradxs acá como Gonzalo Rabanal, Hija de Perra, María José Contreras y Rox Gómez, también han utilizado el cuerpo para cuestionar las normas de género, la memoria histórica y la violencia estructural. En todxs ellxs se reconoce su impacto en el entorno social y artístico, es innegable, pero también enfrentan el desafío de ser cooptados por el mercado del arte y las instituciones culturales.
Como sostiene Rita Segato, en su libro Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de mujeres (2014), la colonización se adaptó y sigue re instalándose en cada nuevo ciclo de los sistemas de poder en Latinoamérica Pero lo que sí ha cambiado es el cuerpo de las mujeres, cuerpo de la mujer que es un campo de batalla, donde ellas ponen sus propios límites a violencia. En esas violencias cognitivas se libran las luchas por la autonomía y la dignidad, desde eso que Segato (2016) nombra como para-estatalidad e informalidad, justo esas ideas son las que no entran en los sistemas capitalistas latinoamericanos, y quizás por las cuales estxs artistas protestan y seguirán haciéndolo. En el caso del arte chileno, estas luchas se manifiestan a través de la performance, un medio que permite visibilizar lo invisible y dar voz a quienes han sido silenciados. Es por esto que es crucial seguir observando cómo estas prácticas son absorbidas, domesticadas o censuradas en el arte global, entendiendo las industrias culturales como pura oferta y demanda. Porque esxs artistas que protestan desde el cuerpo son los que se enfrentan constantemente a agentes institucionales que intentan absorber estas prácticas artísticas, sin detenerse a comprender el valor de esta crítica y resistencia que producen en las obras/procesos que exhiben. Estas prácticas del cuerpo que protesta van más allá de la institución del arte o del cruce discursivo. Se inscriben en una transformación social que promueve un cambio: una autoorganización, producción para-económica, interconexión con y entre las comunidades invalidadas y excluidas, una relación directa e interconectada con los animales, plantas y más entidades parte de sus ecosistemas, entre muchas más ideas. Todas estas motivaciones son parte de lo que conforma y hace crecer su rebeldía. Esas variables forman parte integral de sus propias tecnologías de la resistencia, para mantenerla viva en el arte contemporáneo de hoy y del mañana.
Biografía Las Yeguas del Apocalipsis:
Las Yeguas del Apocalipsis fue un dúo artístico chileno conformado por Pedro Lemebel y Francisco Casas Silva, activo entre 1987 y 1993 y que se caracterizó por la realización de performances para generar visibilidad respecto de la diversidad sexual en Chile.
Biografía Vicky Larrain:
Vicky Larraín estudió historia del arte y coreografía en la Scolla Cantorum de París. Posteriormente viajó a Nueva York para completar su formación con Alvin Nikolai, y luego se radicó en Suiza, donde fue contratada por la compañía de Lindsay Kemp, y con quienes montó 2 obras: Sueño de una noche de verano y Lorca.
Biografía Las Tesis:
Las Tesis es un colectivo artístico y feminista de Valparaíso, Chile, integrado por Daffne Valdés, Paula Cometa y Sibila Sotomayor. A través de performances interdisciplinarias, combinan artes escénicas, sonoras y visuales con historia y ciencias sociales para difundir demandas feministas. Su icónica intervención Un violador en tu camino (2019) se replicó en más de 50 países. Han publicado libros como Quemar el miedo (2021) y Polifonías Feministas (2022), y sus obras abordan temas como el patriarcado y el capitalismo.
Biografía Felipe Rivas San Martin:
Felipe Rivas San Martín (Valdivia, 1982) es artista visual, ensayista y activista queer. Doctor en Arte (UPV), investigador postdoctoral USACH. Su obra cruza crítica queer, archivo, tecnología y decolonialidad. Co-fundador de CUDS (2002-2019). Exhibido en Reina Sofía, 21C Museum y MAC Chile. Autor de Internet, mon amour (2019) y co-autor de La Biblia Artificial (2023).
Biografía Seba Calfuqueo:
Seba Calfuqueo (Santiago, 1991) es artista mapuche trans y curadora de Espacio218. Su obra, desde performance, cerámica y video, reflexiona sobre identidad mapuche, género, descolonización y derechos medioambientales. Exhibida en Tate Modern, Pompidou, Bienal de Venecia (2024) y Bienal de São Paulo (2021). Premios: FAVA (2018), FAARA (2023) y Cuervo en Zona Maco (2024).
Fuentes:
-Bronfman, P., & Bronfman, N. (2020). Performance, ciudadanía y activismo en Chile 2010-2020. Ediciones Universidad Alberto Hurtado.
-Griniuk, M. (2020). Techno Voyeurism. Vilnius Academy of Arts Press.
-Leyva Solano, X. (2017). Cuerpos, rebelión y resistencia. Editorial Akal.
-Lugones, M. (2008). Colonialidad y género. En: Tabula Rasa, (9), 73-101.
-Richard, N. (2004). The Rhetoric of the Body. Ediciones Universidad Diego Portales.
-Segato, R. (2016).Las nuevas formas de la guerra y el cuerpo de mujeres. Tinta Limón.
-Segato, R. (2014). La guerra contra las mujeres. Traficantes de Sueños. 57-91 (2014)
Cómo citar este ensayo:
Valenzuela Valdés, Sergio Patricio (17.04.2025). El cuerpo cómo sitio de protesta. Argentina Performance Art. www.argentinaperformanceart.com/post/el-cuerpo-como-sitio-de-protesta
Ensayo a cargo de Sergio Patricio Valenzuela Valdés (Chile), con la edición de Paula Forgione (Argentina) y Lucrecia Gimenez (Argentina), pasante de Argentina Performance Art (2025).
Compaginación web: Equipo APA.
Esta publicación se hizo en el marco de la Open Call 2025.
Sergio Patricio Valenzuela Valdés (Chile, 1978) es artista de medios basados en el tiempo, curador, investigador y educador en arte y diseño. Licenciado en Artes y diseñador teatral (U. de Chile), con un MA y Doctorado en Arte y Ciencias de la Universidad de Artes Aplicadas de Viena. Ha realizado pasantías en Venecia y Bruselas, y es académico invitado en Concordia, Montreal. Premio a la dramaturgia 2005, director de FIDET (Fondo Iberescena 2011) y productor de FIDAP. Becario Conicyt (2012, 2015). Actualmente es profesor en la UAHC, coordinador del Diplomado en Arte y Ciencia, docente del Diplomado de estudios de performance y director de LACENTRA. Lab y centro de estudios transdisiplinarios aplicados. Fundador del Sindicato de Performance en Chile.