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ENSAYO: Seré un habitante del mundo a pesar del mundo de Roma Blanco

Como una disrupción de la realidad de un mundo paradójico y crítico, Roma Blanco introduce su performance Cyborg (2021) y cortometraje en clave performática homónimo realizado en 2022, para proponer una solución utópica de resistencia desde una condición postnatural.


Por Camila Stehling


Trailer de CYBORG: Seré un habitante del mundo a pesar del mundo. Cortometraje/Acción performática.


Allá por la década del ’70 los sociólogos Berger y Luckman hablaban sobre la vida cotidiana como una realidad ya objetivada, como si estuviera dada naturalmente y que, por lo tanto, no requeriría verificación alguna. Esto sucede, en parte, porque la misma ha estado presente antes y después de la existencia de unx.

No obstante, esa realidad no es la única, existen otras dentro de ella que los autores denominaron “zonas limitadas de significado”. Éstas refieren a aquellas esferas que irrumpen en la realidad de la vida cotidiana, logrando direccionar la atención hacia estas zonas por un momento determinado. Algunos de los tantos casos son las manifestaciones artísticas como la contemplación y/o participación en una performance, que invita la puesta en juego de la consciencia y el cuerpo, por ejemplo.


¿Qué sucede en esos espacios disruptores de la cotidianeidad? Y, sobre todo, ¿cuáles son los significados que decidimos darle? En este sentido, Roma Blanco configura su pieza performática Cyborg para vislumbrar “una solución utópica de resistencia”, frente a subjetividades que habitan un mundo atravesado por las técnicas médicas y farmacéuticas: “Cyborg es un exoesqueleto. Una armadura, un caparazón, un camuflaje, una pupa. Un vestido que es una burbuja, que es un refugio, que es una casa.”, explica la artista.


La performance se llevó a cabo por primera vez en el marco de arteBA 2021, presentada por Galería Acéfala con la curaduría de Irene Gelfman. Utilizando el el stand como si fuera una casa, la performer convocada, Nastya Rubert, se introdujo dentro de un traje compuesto por residuos metálicos de blisters de medicamentos adheridos sobre lienzo. Se acomodó dentro de éste y salió del cubículo para recorrer los pasillos y el espacio a cielo abierto, que conectaba los pabellones del establecimiento. Una pierna, un brazo, un rostro se asomaron para refugiarse de nuevo dentro hasta que, lentamente, comenzó a salir un cuerpo de aquel traje de blisters, observando el devenir del afuera. Luego se volvió a colocar su “armadura”, como diría Roma, y regresó a la seguridad y comodidad del stand-hogar.


Nastya Rubert, la artista, se introduce dentro de un traje compuesto por residuos metálicos de blisters de medicamentos adheridos sobre lienzo, se la ve a ella y el paisaje circundante. CYBORG: Seré un habitante del mundo a pesar del mundo. Cortometraje/Acción performática.

Esta pieza performática, que circuló por los alrededores del establecimiento, tomó como punto de partida para su creación el periodo de aislamiento social a causa de la pandemia:

Lxs humanxs sobrevivimos atravesadxs por técnicas medicinales y farmacéuticas hegemónicas, pero también por sus discursos instalados, que constantemente marcan al cuerpo y a su capacidad de supervivencia. CYBORG tiene este anclaje. Es una performance hija de la pandemia, un momento donde se concentraron y profundizaron los síntomas que vengo señalando con el resto de mi obra.

Tal como expresa la artista, Cyborg representa el devenir inevitable de una sociedad que debe ingresar en el interjuego entre la adaptación a los tiempos que corren propios de la complejidad del mundo contemporáneo –crisis sanitarias, políticas y económicas– y la resistencia a imposiciones introyectadas, impostadas:

Hoy se requiere ir más allá de lo que la civilización históricamente se propuso como formas de existencia. Es urgente desplegar nuevas maneras de resistir. Desarrollar comportamientos y tecnologías haciendo foco en saberes ancestrales y en los conocimientos y experiencias acumulados de las especies.

Para ello, Blanco propone un cuerpo posthumano, cargado de marcas sociopolíticas, que asume una condición biotecnológica al estar constituido por un engranaje de instrumentos, recursos y procedimientos determinados sobre la especie, sobre la vida cotidiana de los sujetos:

El concepto de curanderismo que atraviesa mi trabajo es un posicionamiento crítico cuestionador de conceptos unívocos y autoritarios, con la intención de hibridar, de confrontar filosofías polarizadas. En esta investigación pienso lo biotecnológico como una búsqueda de soluciones y adaptabilidades basadas en los saberes de las especies, pero sin excluir la problemática de las tecnologías imperantes a la que nos enfrentamos. Por el contrario, CYBORG las incorpora, ya sea para desobedecer e invertir sus dictados, ya sea como materialidades y prácticas puestas a favor de su resistencia.


Nastya Rubert, la artista, se introduce dentro de un traje compuesto por residuos metálicos de blisters de medicamentos adheridos sobre lienzo, se la ve a ella y el paisaje circundante. CYBORG: Seré un habitante del mundo a pesar del mundo. Cortometraje/Acción performática.

Esta búsqueda que se sumerge en dualismos –tales como naturaleza vs. artificialidad y construccionismo vs. esencialismo– se puede observar a lo largo de su producción artística. Roma ha articulado de forma crítica dos universos que a simple vista resultan dispares, pero allí, en esa contradicción, es donde se sitúan los interrogantes que permiten repensar la propia existencia y las posibles alternativas en pos de una adaptación al contexto.


De este modo, y bajo su alter ego “Curandera”, la artista aborda prácticas del orden de la metafísica haciendo uso de elementos propios del paradigma biomédico bajo una mirada crítica. Prueba de esto son sus objetos e instalaciones que poseen una iconografía que remite a prácticas ancestrales y figuras religiosas, cuya composición cuenta con fármacos y blisters, así como también dibujos geométricos de ensayos y teoremas escritos en tiza o lápiz y acuarela, entre otras piezas. De hecho, me gustaría citar a Rita Leca, quien hace alusión a dicho alter ego en su escrito sobre la exposición en PANAL 361 en donde Roma participó:

CURANDERA se desprende de un proyecto de investigación denominado PHARMAKON, un concepto griego del filósofo Gorgias de Leontino (siglo V a.C): ‘A pesar de que su cuerpo es diminuto e invisible, lleva a cabo las más divinas empresas: es capaz en efecto, de apaciguar el miedo y de eliminar el dolor, de producir la alegría y de excitar la compasión (…) La palabra es poderosa como el fármaco’.


Nastya Rubert, la artista, se introduce dentro de un traje compuesto por residuos metálicos de blisters de medicamentos adheridos sobre lienzo, se la ve a ella saliendo de este dispositivo y el paisaje circundante. CYBORG: Seré un habitante del mundo a pesar del mundo. Cortometraje/Acción performática.

De esta manera, Roma evoca en su obra una época contemporánea y pone en tela de juicio las propias creencias, pesquisando cómo los dispositivos espirituales se estructuran en un diálogo continuo con el paradigma científico, codificando soluciones a las problemáticas de sujetos agotados, frustrados y deprimidos, sumergidos en la sociedad del cansancio, concepto teorizado por Byung Chul Han.

Frente a esto, la artista refuerza la apuesta y configura un universo distópico en su cortometraje en clave performática Cyborg. Seré un habitante del mundo a pesar del mundo (2022) –de la serie Escenas de postnaturaleza (Proyecto Curandera) y realizada por la performer Nastya Rubert-. La obra, que traspola su performance del 2021 al lenguaje audiovisual, apunta a un contexto crítico de colapso ambiental, un pronóstico de nuestro tiempo atravesado por la emergencia ecológica.

En el cortometrajese observa al cyborg sumergidx en una proyección al vacío y desconexión social tras un colapso ambiental. Transita por un espacio rocoso, explorando sus alrededores cautelosamente. Mientras que se aferra a su traje de blisters, contempla lo que pareciera ser un limbo entre el desasosiego, propio del desconcierto, y la naturaleza devastada como la única aproximación a un encuadre espacio-temporal. Aquí la performer respira el hallazgo de un devenir social en profunda soledad.

En esta distopía, el material que la recubre opera como un elemento de resiliencia en respuesta a las mutaciones propias de la adaptación, “necesaria para poder seguir viviendo en un mundo donde la fisiología es obsoleta. La apuesta es cada vez más grande. En un momento, el foco estaba en la longevidad, en la perdurabilidad de la vida; sin embargo, el desafío de ahora en más está en conservarla”, explica Roma.

De este modo, la artista expone los pseudomundos -mencionados en el libro ¿Hay mundo por venir? Ensayos sobre los miedos y los fines de Déborah Danowski y Eduardo Viveiros de Castro- “donde el espacio y el tiempo comienzan a pudrirse y desintegrarse”, según lxs autorxs, que plantean la importancia de la problematización del medio ambiente como segundo giro crítico que atraviesa la sociedad.


Trailer de CYBORG: Seré un habitante del mundo a pesar del mundo. Cortometraje/Acción performática.

Es decir, si el primer giro crítico fue un virus que arrasó los cuerpos y la posibilidad del contacto social, el segundo es un aviso medioambiental que nos pone de frente –tal como describen Danowski y Viveiros de Castro – a “un futuro correspondiente al esquema ‘nosotros-sin-mundo’, esto es, una humanidad que ha visto sustraerse sus condiciones fundamentales de existencia”, a partir de la construcción de un mundo ecológicamente desértico y devastado.

Quizás la solución a la problemática evidenciada por la artista se encuentre en los propios interrogantes. ¿Cómo habitamos el mundo desde una condición postnatural? Y de este modo, ¿cómo se ve interpelada la subjetividad? Se podría decir que la incertidumbre y el temor a causa del COVID19 –lo que dio origen a Cyborg– se ha desvanecido. Sin embargo, hoy nos encontramos con un viraje en el contenido de los discursos, que señala la crisis ambiental, emergiendo de aquellos espacios disruptores de la vida cotidiana mencionados al comienzo.

En ese sentido, siempre hubo una puja entre narrativas dominantes y disidentes que van performando las identidades. El punto aquí es distinguir cuáles son las de nuestros tiempos, cuáles fueron controversiales en su momento y cuáles se institucionalizaron pasando a ser hegemónicas. ¿Qué prácticas y discursos que se han instalado y abandonado? Y, sobre todo, ¿qué posición decidimos tomar ante éstas y cómo es la vida cotidiana que decidimos construir?


 

Fotos: cortesía de la artista, Roma Blanco.

 

Camila Stehling (Buenos Aires, 1993) es crítica de artes visuales y psicóloga. Desde 2014 ejerce como periodista con perspectiva de género en medios especializados en cultura y artes visuales como Ramona, Revista Chocha, Leedor y El Gran Otro. Trabaja de forma independiente en comunicación y curaduría y ha participado de proyectos en espacios artísticos como Casa Brandon, Espacio Cabrera y Proyecto Video-arte Larga Vida a la Nueva Carne.

Se ha desempeñado como asistente de dirección en las galerías de arte PUNTO (Pcia. de Bs. As.), Barro Arte Contemporáneo (CABA) y Galería Acéfala (CABA).

En la actualidad, dirige el Área de Contenido de la startup de arte Bandadas y ejerce como redactora en Argentina Performance Art (APA), además de ser miembro del comité.


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